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Juvé Camps
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19,24€/ud (-5%)
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Juvé Camps
Cava122,60€
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Comprar Vino de Juvé Camps
En el epicentro de Sant Sadurní d’Anoia, donde el zumbido de las botellas fermentando en cavas subterráneas es casi parte del paisaje sonoro, se alza una de las casas más emblemáticas del espumoso catalán: Juvé & Camps. Fundada en 1921, aunque con raíces vitivinícolas que se remontan a 1796, esta bodega familiar ha marcado un antes y un después en la definición del cava de guarda. No produce vino. Crea tiempo embotellado.
Altitud, frescura y ecología: la esencia del viñedo
El terroir que abraza sus viñedos es diverso, con 271 hectáreas propias repartidas por las zonas más elevadas del Alt Penedès, donde las diferencias térmicas entre día y noche conservan la acidez natural. Los suelos, de caliza, arcilla y sedimentos aluviales, aportan drenaje y complejidad mineral a los vinos base. Las fincas Can Rius, La Cuscona, Mediona y Espiells se cultivan bajo principios ecológicos, sin herbicidas ni insecticidas, con un enfoque regenerativo.
Xarel·lo como estandarte: precisión varietal y longevidad
La variedad reina en Juvé & Camps es, sin lugar a dudas, la Xarel·lo, esa uva blanca autóctona que hace siglos encontró su hábitat ideal en estas colinas pedregosas. Más allá de su rusticidad y su resistencia natural a enfermedades, es la columna vertebral de los grandes cavas de guarda : aporta estructura, amplitud y esa acidez tensa que aguanta con entereza incluso crianzas superiores a los 100 meses. La acompañan la Macabeo y la Parellada, además de pequeñas proporciones de Chardonnay y Pinot Noir. Aquí todo gira en torno a la precisión, no al volumen.
Gran Juvé & Camps: pionero del cava de guarda
Juvé & Camps fue una de las primeras bodegas en apostar por el cava de larga crianza, mucho antes de que existiera la categoría oficial de Cava de Paraje Calificado. Su cava Gran Juvé & Camps, nacido en 1972, fue concebido no como un lujo ocasional, sino como un paradigma de lo que el cava podía llegar a ser: un vino serio, profundo, con capas aromáticas que van desde la masa madre y el brioche hasta las almendras amargas, las flores secas, la piel de cítrico confitada y el sotobosque mediterráneo. Todo eso sostenido por una burbuja finísima, que no es espuma, sino textura. Pocas bodegas pueden presumir de un vino espumoso que mejora y se afina incluso tras una década en rima. Ellos lo hacen casi sin despeinarse.
Gran Reserva de la Familia: el cava que nació en casa
Uno de los pilares más reconocidos del catálogo de Juvé & Camps es el Reserva de la Familia, un cava que no necesita presentación entre los amantes del espumoso de guarda. Elaborado principalmente con Macabeo, Xarel·lo y Parellada, todas procedentes de viñedos propios cultivados ecológicamente, este vino simboliza la visión clásica de la casa elevada a su máxima expresión. Su crianza supera habitualmente los 36 meses sobre lías, lo que le otorga una complejidad aromática envolvente, donde aparecen notas de pan tostado, frutos secos, manzana madura, crema pastelera y cítricos confitados. Fue concebido originalmente para el consumo exclusivo de la familia Juvé en celebraciones privadas, de ahí su nombre. Pero con el tiempo se convirtió en emblema de la bodega y, para muchos, en uno de los referentes más consistentes del cava de alta gama.
Precisión en bodega: ensamblajes por parcela y mínima intervención
La familia Juvé, ahora en su cuarta generación encabezada por Meritxell Juvé, ha sabido conjugar tradición con una búsqueda constante de autenticidad. El enólogo Toni Cantos, al frente del equipo técnico, trabaja con una precisión casi quirúrgica en la selección de los vinos base, elaborados por parcelas, vinificados por separado, y ensamblados con una lógica casi borgoñona, donde cada microterroir aporta una capa, un trazo o una sombra. El uso del dosage es mínimo o nulo en los vinos de alta gama, y la fermentación maloláctica está deliberadamente evitada en la mayoría de los vinos base para preservar la frescura y tensión del perfil final. Nada está dejado al azar, pero nada parece forzado.
Contracorriente: cuando el tiempo es parte del terroir
Durante los años 80, cuando la tendencia era reducir la crianza, Juvé & Camps hizo lo contrario: alargó el tiempo en rima y redujo la producción para preservar su identidad. En una época acelerada, se aferraron al reloj como si fuera parte del terroir.
Hoy, Juvé & Camps no necesita discursos grandilocuentes. Su vino habla por ellos. En un mundo donde la burbuja se ha vuelto espectáculo, ellos siguen apostando por la fermentación lenta, la crianza larga y la elegancia sin ornamentos. El resultado no es solo cava. Es Cataluña hablando en voz baja.
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Comprar Vino de Juvé Camps
En el epicentro de Sant Sadurní d’Anoia, donde el zumbido de las botellas fermentando en cavas subterráneas es casi parte del paisaje sonoro, se alza una de las casas más emblemáticas del espumoso catalán: Juvé & Camps. Fundada en 1921, aunque con raíces vitivinícolas que se remontan a 1796, esta bodega familiar ha marcado un antes y un después en la definición del cava de guarda. No produce vino. Crea tiempo embotellado.
Altitud, frescura y ecología: la esencia del viñedo
El terroir que abraza sus viñedos es diverso, con 271 hectáreas propias repartidas por las zonas más elevadas del Alt Penedès, donde las diferencias térmicas entre día y noche conservan la acidez natural. Los suelos, de caliza, arcilla y sedimentos aluviales, aportan drenaje y complejidad mineral a los vinos base. Las fincas Can Rius, La Cuscona, Mediona y Espiells se cultivan bajo principios ecológicos, sin herbicidas ni insecticidas, con un enfoque regenerativo.
Xarel·lo como estandarte: precisión varietal y longevidad
La variedad reina en Juvé & Camps es, sin lugar a dudas, la Xarel·lo, esa uva blanca autóctona que hace siglos encontró su hábitat ideal en estas colinas pedregosas. Más allá de su rusticidad y su resistencia natural a enfermedades, es la columna vertebral de los grandes cavas de guarda : aporta estructura, amplitud y esa acidez tensa que aguanta con entereza incluso crianzas superiores a los 100 meses. La acompañan la Macabeo y la Parellada, además de pequeñas proporciones de Chardonnay y Pinot Noir. Aquí todo gira en torno a la precisión, no al volumen.
Gran Juvé & Camps: pionero del cava de guarda
Juvé & Camps fue una de las primeras bodegas en apostar por el cava de larga crianza, mucho antes de que existiera la categoría oficial de Cava de Paraje Calificado. Su cava Gran Juvé & Camps, nacido en 1972, fue concebido no como un lujo ocasional, sino como un paradigma de lo que el cava podía llegar a ser: un vino serio, profundo, con capas aromáticas que van desde la masa madre y el brioche hasta las almendras amargas, las flores secas, la piel de cítrico confitada y el sotobosque mediterráneo. Todo eso sostenido por una burbuja finísima, que no es espuma, sino textura. Pocas bodegas pueden presumir de un vino espumoso que mejora y se afina incluso tras una década en rima. Ellos lo hacen casi sin despeinarse.
Gran Reserva de la Familia: el cava que nació en casa
Uno de los pilares más reconocidos del catálogo de Juvé & Camps es el Reserva de la Familia, un cava que no necesita presentación entre los amantes del espumoso de guarda. Elaborado principalmente con Macabeo, Xarel·lo y Parellada, todas procedentes de viñedos propios cultivados ecológicamente, este vino simboliza la visión clásica de la casa elevada a su máxima expresión. Su crianza supera habitualmente los 36 meses sobre lías, lo que le otorga una complejidad aromática envolvente, donde aparecen notas de pan tostado, frutos secos, manzana madura, crema pastelera y cítricos confitados. Fue concebido originalmente para el consumo exclusivo de la familia Juvé en celebraciones privadas, de ahí su nombre. Pero con el tiempo se convirtió en emblema de la bodega y, para muchos, en uno de los referentes más consistentes del cava de alta gama.
Precisión en bodega: ensamblajes por parcela y mínima intervención
La familia Juvé, ahora en su cuarta generación encabezada por Meritxell Juvé, ha sabido conjugar tradición con una búsqueda constante de autenticidad. El enólogo Toni Cantos, al frente del equipo técnico, trabaja con una precisión casi quirúrgica en la selección de los vinos base, elaborados por parcelas, vinificados por separado, y ensamblados con una lógica casi borgoñona, donde cada microterroir aporta una capa, un trazo o una sombra. El uso del dosage es mínimo o nulo en los vinos de alta gama, y la fermentación maloláctica está deliberadamente evitada en la mayoría de los vinos base para preservar la frescura y tensión del perfil final. Nada está dejado al azar, pero nada parece forzado.
Contracorriente: cuando el tiempo es parte del terroir
Durante los años 80, cuando la tendencia era reducir la crianza, Juvé & Camps hizo lo contrario: alargó el tiempo en rima y redujo la producción para preservar su identidad. En una época acelerada, se aferraron al reloj como si fuera parte del terroir.
Hoy, Juvé & Camps no necesita discursos grandilocuentes. Su vino habla por ellos. En un mundo donde la burbuja se ha vuelto espectáculo, ellos siguen apostando por la fermentación lenta, la crianza larga y la elegancia sin ornamentos. El resultado no es solo cava. Es Cataluña hablando en voz baja.