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Comprar Vino de Bodegas y Viñedos Shaya
La Denominación de Origen Rueda se extiende por la parte central de la cuenca del Duero, al suroeste de la provincia de Valladolid y alcanzando algunos municipios de Segovia y Ávila. Aquí, en una altiplanicie áspera, donde el viento sopla con fiereza sobre campos que parecen interminables, crece la variedad blanca más icónica del panorama español: la Verdejo. Esta uva, ancestral y perfectamente adaptada a las condiciones climáticas extremas de la meseta, encontró en Rueda su hogar natural hace siglos. Sus raíces profundas, que buscan humedad en suelos pedregosos y arenosos, reflejan la resiliencia de un territorio que exige respeto.
Shaya - Viticultura de resistencia
Es en este contexto donde surge Bodegas Shaya, un proyecto joven pero que bebe de una historia subterránea mucho más antigua. Fundada en 2008 como parte del grupo Gil Family Estates, Shaya ha sabido reivindicar la singularidad de los viñedos viejos de Verdejo plantados en vaso, algunos con más de 100 años de edad, ubicados al este de Segovia, donde la altitud supera los 800 metros y la viticultura se torna heroica. No hay espalderas aquí: solo cepas retorcidas, casi como esculturas de viento, que sobreviven en suelos de arena, grava y arcilla, pobres en materia orgánica, pero ricos en historia y autenticidad.
Una Verdejo sin maquillaje
A diferencia de muchas otras bodegas de Rueda que han apostado por una viticultura más productiva y mecanizada, Shaya decidió desde el inicio preservar la viticultura tradicional. La elección no es anecdótica, sino estratégica y estética a la vez. Porque la Verdejo, cuando proviene de estos viñedos viejos, pierde toda la impostura tropical que a veces la define en el imaginario popular, y revela su verdadera identidad: notas de hinojo, cítricos tensos, manzana verde y un amargor final elegante y preciso, casi salino.
El clima como aliado de la expresión varietal
La amplitud térmica de la zona –con días calurosos que rozan los 35ºC y noches que bajan hasta los 10ºC incluso en verano– favorece una maduración lenta y una concentración aromática singular. El clima continental extremo también reduce significativamente el riesgo de enfermedades, lo que permite una agricultura más limpia y respetuosa, muchas veces sin necesidad de tratamientos químicos intensivos.
El instinto como filosofía de elaboración
El nombre “ Shaya ” proviene de un tipo de ciervo autóctono que habita en los pinares cercanos. Y no es casual: la filosofía de la bodega tiene mucho de salvaje y de instinto. La enóloga Belén Sanz, que ha trabajado durante años con los viñedos más antiguos de la zona, apuesta por fermentaciones espontáneas, crianzas sobre lías y una mínima intervención en bodega. En sus mejores cuvées, como Shaya Habis, una parte del vino fermenta en barrica de roble francés y se cría durante meses sobre sus propias lías, desarrollando una estructura insólita para un blanco de Rueda: textura, volumen, nervio. No es un vino de sed: es un vino de pausa.
Dos interpretaciones de una misma esencia
La diferencia entre Shaya y Shaya Habis es una lección de terroir y de estilo. Mientras el primero muestra una Verdejo más directa, limpia, con fruta blanca y frescura lineal, el segundo invita a cavar más hondo: aparecen notas de almendra amarga, flores secas, cera, humo y una mineralidad que recuerda a la tiza mojada. Un blanco de guarda, si se tiene paciencia.
Singularidad en un mar de producción industrial
Lo más curioso del proyecto es que, en un entorno dominado por cooperativas y producciones industriales, Shaya ha logrado posicionarse como una referencia boutique dentro y fuera de España. Exporta buena parte de su producción a mercados exigentes como Estados Unidos, Reino Unido o Japón, donde su estilo menos “comercial” y más auténtico es especialmente valorado.
Verdejos desde el borde de la denominación
Además, muchos de sus viñedos están situados fuera del "corazón" geográfico de Rueda, en zonas menos exploradas de Segovia, donde el paisaje se vuelve más seco, el suelo más arenoso y la altitud más extrema. Es precisamente en esos márgenes donde Shaya ha encontrado su espacio. Una Verdejo alejada de modas, más cercana al carácter que a la complacencia, que muestra que no todos los blancos de Rueda tienen que ser ligeros, tropicales o de consumo inmediato.
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Comprar Vino de Bodegas y Viñedos Shaya
La Denominación de Origen Rueda se extiende por la parte central de la cuenca del Duero, al suroeste de la provincia de Valladolid y alcanzando algunos municipios de Segovia y Ávila. Aquí, en una altiplanicie áspera, donde el viento sopla con fiereza sobre campos que parecen interminables, crece la variedad blanca más icónica del panorama español: la Verdejo. Esta uva, ancestral y perfectamente adaptada a las condiciones climáticas extremas de la meseta, encontró en Rueda su hogar natural hace siglos. Sus raíces profundas, que buscan humedad en suelos pedregosos y arenosos, reflejan la resiliencia de un territorio que exige respeto.
Shaya - Viticultura de resistencia
Es en este contexto donde surge Bodegas Shaya, un proyecto joven pero que bebe de una historia subterránea mucho más antigua. Fundada en 2008 como parte del grupo Gil Family Estates, Shaya ha sabido reivindicar la singularidad de los viñedos viejos de Verdejo plantados en vaso, algunos con más de 100 años de edad, ubicados al este de Segovia, donde la altitud supera los 800 metros y la viticultura se torna heroica. No hay espalderas aquí: solo cepas retorcidas, casi como esculturas de viento, que sobreviven en suelos de arena, grava y arcilla, pobres en materia orgánica, pero ricos en historia y autenticidad.
Una Verdejo sin maquillaje
A diferencia de muchas otras bodegas de Rueda que han apostado por una viticultura más productiva y mecanizada, Shaya decidió desde el inicio preservar la viticultura tradicional. La elección no es anecdótica, sino estratégica y estética a la vez. Porque la Verdejo, cuando proviene de estos viñedos viejos, pierde toda la impostura tropical que a veces la define en el imaginario popular, y revela su verdadera identidad: notas de hinojo, cítricos tensos, manzana verde y un amargor final elegante y preciso, casi salino.
El clima como aliado de la expresión varietal
La amplitud térmica de la zona –con días calurosos que rozan los 35ºC y noches que bajan hasta los 10ºC incluso en verano– favorece una maduración lenta y una concentración aromática singular. El clima continental extremo también reduce significativamente el riesgo de enfermedades, lo que permite una agricultura más limpia y respetuosa, muchas veces sin necesidad de tratamientos químicos intensivos.
El instinto como filosofía de elaboración
El nombre “ Shaya ” proviene de un tipo de ciervo autóctono que habita en los pinares cercanos. Y no es casual: la filosofía de la bodega tiene mucho de salvaje y de instinto. La enóloga Belén Sanz, que ha trabajado durante años con los viñedos más antiguos de la zona, apuesta por fermentaciones espontáneas, crianzas sobre lías y una mínima intervención en bodega. En sus mejores cuvées, como Shaya Habis, una parte del vino fermenta en barrica de roble francés y se cría durante meses sobre sus propias lías, desarrollando una estructura insólita para un blanco de Rueda: textura, volumen, nervio. No es un vino de sed: es un vino de pausa.
Dos interpretaciones de una misma esencia
La diferencia entre Shaya y Shaya Habis es una lección de terroir y de estilo. Mientras el primero muestra una Verdejo más directa, limpia, con fruta blanca y frescura lineal, el segundo invita a cavar más hondo: aparecen notas de almendra amarga, flores secas, cera, humo y una mineralidad que recuerda a la tiza mojada. Un blanco de guarda, si se tiene paciencia.
Singularidad en un mar de producción industrial
Lo más curioso del proyecto es que, en un entorno dominado por cooperativas y producciones industriales, Shaya ha logrado posicionarse como una referencia boutique dentro y fuera de España. Exporta buena parte de su producción a mercados exigentes como Estados Unidos, Reino Unido o Japón, donde su estilo menos “comercial” y más auténtico es especialmente valorado.
Verdejos desde el borde de la denominación
Además, muchos de sus viñedos están situados fuera del "corazón" geográfico de Rueda, en zonas menos exploradas de Segovia, donde el paisaje se vuelve más seco, el suelo más arenoso y la altitud más extrema. Es precisamente en esos márgenes donde Shaya ha encontrado su espacio. Una Verdejo alejada de modas, más cercana al carácter que a la complacencia, que muestra que no todos los blancos de Rueda tienen que ser ligeros, tropicales o de consumo inmediato.