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Equipo Navazos
Manzanilla Sanlúcar de Barrameda26,85€
25,51€/ud (-5%)
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Comprar Vino de Equipo Navazos
Equipo Navazos no es una región, sino un colectivo revolucionario dentro del mundo de los vinos generosos de Andalucía, y más concretamente del Marco de Jerez, una de las zonas vitivinícolas más históricas, complejas y singulares del planeta. Pero hablar de Equipo Navazos es hablar de una ruptura elegante con lo establecido; un proyecto que ha cambiado para siempre la manera en la que entendemos los vinos del sur, elevando su categoría, rescatando estilos casi perdidos y recuperando el valor del terroir, incluso en un universo en el que la crianza biológica parecía eclipsarlo todo.
Un origen insólito, una idea radical
El origen de Equipo Navazos se remonta a 2005, cuando Jesús Barquín, profesor universitario y experto en derecho penal (sí, lo has leído bien), y Eduardo Ojeda, enólogo de la casa Valdespino, se embarcan en una aventura que comenzaría como un juego entre amigos. Su idea era sencilla pero radical: seleccionar botas olvidadas, auténticas joyas enológica dormidas en las soleras de algunas de las casas más míticas de Jerez, Sanlúcar y Montilla, embotellarlas tal cual, sin maquillaje ni corrección, y compartirlas con un pequeño grupo de iniciados. A ese primer vino lo llamaron La Bota de Amontillado nº1. Lo demás es historia.
Cada saca, una declaración de principios
Desde entonces, cada botella numerada de "La Bota de..." se ha convertido en una especie de manifiesto líquido. Lo que distingue a estos vinos no es solo su altísima calidad, sino su personalidad única e irrepetible: cada saca es distinta, cada selección es radicalmente honesta. Aquí no hay mezclas para igualar perfiles ni estabilizaciones para aplacar nervios. Si una manzanilla se muestra tensa, salina y casi brutal, así se embotella. Si un palo cortado tiene una acidez volátil más marcada de lo habitual, se deja tal cual. En un mundo de vinos generosos dominado por el ensamblaje y la búsqueda de regularidad, Equipo Navazos ha optado por la verdad.
El terroir como protagonista
La filosofía es simple: "dejar hablar al vino". Y eso incluye sacar del anonimato a los grandes pagos (el viñedo en sí, durante mucho tiempo relegado a un papel secundario en el Marco), trabajar con fermentaciones espontáneas, crianzas prolongadas, y, cada vez más, con vinos sin encabezado. Porque si algo han demostrado Barquín y Ojeda es que los suelos de albariza, especialmente los de Macharnudo, Miraflores o Carrascal, pueden dar vinos de una tensión, profundidad y carácter mineral comparables a los grandes crus borgoñones o champenois.
Más allá de la crianza tradicional
Pero Equipo Navazos no se limita a los vinos tradicionales de crianza biológica y oxidativa. Su curiosidad los ha llevado también a experimentar con tintos atlánticos, blancos sin fortificar y colaboraciones inesperadas, como la que hicieron con Dirk Niepoort en Portugal o con Sergi Colet en el Penedès para crear espumosos de método tradicional con base de Palomino.
Alta gastronomía y nuevos contextos de consumo
Uno de sus mayores aportes ha sido el de restaurar la imagen del vino generoso como un producto de alta gastronomía, no limitado al aperitivo o a los estereotipos británicos. Hoy, encontrar una Bota de Manzanilla o de Fino en las cartas de vinos de restaurantes como Disfrutar, Elkano o Azurmendi ya no sorprende a nadie. Se sirven por copas, se recomiendan como maridaje con platos complejos, y se celebran por su versatilidad.
Crianza extrema, etiquetas sin corsé
En lo técnico, muchos de sus vinos tienen crianzas medias muy superiores a las normativas de las categorías tradicionales (Fino, Amontillado, Oloroso, etc.). La Bota de Fino, por ejemplo, puede tener más de 10 años de crianza bajo velo de flor, lo cual rompe el esquema clásico del sistema de clasificación. La etiqueta “Fino Amontillado” que a veces utilizan, pese a estar fuera de los registros oficiales, es mucho más precisa que cualquier otra categoría burocrática.
Reconocimiento internacional, fidelidad al origen
El éxito internacional de Equipo Navazos ha sido meteórico, especialmente entre coleccionistas, sommeliers y críticos especializados. Robert Parker llegó a describir algunos de sus vinos como “los más emocionantes de Europa”, y no es raro que ciertas sacas se agoten en cuestión de días. Pero a pesar de su creciente prestigio, nunca han dejado de ser un proyecto íntimo y selectivo, basado más en la intuición que en el mercado.
En cierto sentido, Equipo Navazos ha devuelto al Marco de Jerez una energía subversiva y poética. Sus vinos no piden permiso: exigen atención. Son botellas que cuentan historias de botas olvidadas, de vendimias antiguas, de levaduras rebeldes y suelos blancos que brillan al sol. Son vinos que, en palabras de los propios fundadores, no quieren ser perfectos, sino inolvidables.
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Comprar Vino de Equipo Navazos
Equipo Navazos no es una región, sino un colectivo revolucionario dentro del mundo de los vinos generosos de Andalucía, y más concretamente del Marco de Jerez, una de las zonas vitivinícolas más históricas, complejas y singulares del planeta. Pero hablar de Equipo Navazos es hablar de una ruptura elegante con lo establecido; un proyecto que ha cambiado para siempre la manera en la que entendemos los vinos del sur, elevando su categoría, rescatando estilos casi perdidos y recuperando el valor del terroir, incluso en un universo en el que la crianza biológica parecía eclipsarlo todo.
Un origen insólito, una idea radical
El origen de Equipo Navazos se remonta a 2005, cuando Jesús Barquín, profesor universitario y experto en derecho penal (sí, lo has leído bien), y Eduardo Ojeda, enólogo de la casa Valdespino, se embarcan en una aventura que comenzaría como un juego entre amigos. Su idea era sencilla pero radical: seleccionar botas olvidadas, auténticas joyas enológica dormidas en las soleras de algunas de las casas más míticas de Jerez, Sanlúcar y Montilla, embotellarlas tal cual, sin maquillaje ni corrección, y compartirlas con un pequeño grupo de iniciados. A ese primer vino lo llamaron La Bota de Amontillado nº1. Lo demás es historia.
Cada saca, una declaración de principios
Desde entonces, cada botella numerada de "La Bota de..." se ha convertido en una especie de manifiesto líquido. Lo que distingue a estos vinos no es solo su altísima calidad, sino su personalidad única e irrepetible: cada saca es distinta, cada selección es radicalmente honesta. Aquí no hay mezclas para igualar perfiles ni estabilizaciones para aplacar nervios. Si una manzanilla se muestra tensa, salina y casi brutal, así se embotella. Si un palo cortado tiene una acidez volátil más marcada de lo habitual, se deja tal cual. En un mundo de vinos generosos dominado por el ensamblaje y la búsqueda de regularidad, Equipo Navazos ha optado por la verdad.
El terroir como protagonista
La filosofía es simple: "dejar hablar al vino". Y eso incluye sacar del anonimato a los grandes pagos (el viñedo en sí, durante mucho tiempo relegado a un papel secundario en el Marco), trabajar con fermentaciones espontáneas, crianzas prolongadas, y, cada vez más, con vinos sin encabezado. Porque si algo han demostrado Barquín y Ojeda es que los suelos de albariza, especialmente los de Macharnudo, Miraflores o Carrascal, pueden dar vinos de una tensión, profundidad y carácter mineral comparables a los grandes crus borgoñones o champenois.
Más allá de la crianza tradicional
Pero Equipo Navazos no se limita a los vinos tradicionales de crianza biológica y oxidativa. Su curiosidad los ha llevado también a experimentar con tintos atlánticos, blancos sin fortificar y colaboraciones inesperadas, como la que hicieron con Dirk Niepoort en Portugal o con Sergi Colet en el Penedès para crear espumosos de método tradicional con base de Palomino.
Alta gastronomía y nuevos contextos de consumo
Uno de sus mayores aportes ha sido el de restaurar la imagen del vino generoso como un producto de alta gastronomía, no limitado al aperitivo o a los estereotipos británicos. Hoy, encontrar una Bota de Manzanilla o de Fino en las cartas de vinos de restaurantes como Disfrutar, Elkano o Azurmendi ya no sorprende a nadie. Se sirven por copas, se recomiendan como maridaje con platos complejos, y se celebran por su versatilidad.
Crianza extrema, etiquetas sin corsé
En lo técnico, muchos de sus vinos tienen crianzas medias muy superiores a las normativas de las categorías tradicionales (Fino, Amontillado, Oloroso, etc.). La Bota de Fino, por ejemplo, puede tener más de 10 años de crianza bajo velo de flor, lo cual rompe el esquema clásico del sistema de clasificación. La etiqueta “Fino Amontillado” que a veces utilizan, pese a estar fuera de los registros oficiales, es mucho más precisa que cualquier otra categoría burocrática.
Reconocimiento internacional, fidelidad al origen
El éxito internacional de Equipo Navazos ha sido meteórico, especialmente entre coleccionistas, sommeliers y críticos especializados. Robert Parker llegó a describir algunos de sus vinos como “los más emocionantes de Europa”, y no es raro que ciertas sacas se agoten en cuestión de días. Pero a pesar de su creciente prestigio, nunca han dejado de ser un proyecto íntimo y selectivo, basado más en la intuición que en el mercado.
En cierto sentido, Equipo Navazos ha devuelto al Marco de Jerez una energía subversiva y poética. Sus vinos no piden permiso: exigen atención. Son botellas que cuentan historias de botas olvidadas, de vendimias antiguas, de levaduras rebeldes y suelos blancos que brillan al sol. Son vinos que, en palabras de los propios fundadores, no quieren ser perfectos, sino inolvidables.