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Comprar Vino de San Román Bodegas y Viñedos
Imagínate un paisaje bañado por el sol, donde el viento acaricia los viñedos y el río Duero serpentea entre colinas doradas. Aquí, en el corazón de la Denominación de Origen Toro, se encuentra San Román Bodegas y Viñedos, una bodega que ha sabido capturar el alma de esta tierra en cada botella.
Viñedos
Hablar de los viñedos de San Román es hablar de paciencia, de respeto por la tierra y de una búsqueda constante de equilibrio. La bodega cuenta con 140 hectáreas de viñedo propio, con cepas que alcanzan una edad media de 45 años. Algunas de estas viñas, con sus troncos retorcidos y suelos pedregosos, han resistido el paso del tiempo, ofreciendo uvas con una concentración y profundidad inigualables.
El suelo aquí es un mosaico: arenas, gravas y arcillas conviven en un equilibrio natural que obliga a las raíces a profundizar en busca de agua y nutrientes. Esta diversidad se traduce en vinos con una paleta aromática rica y compleja.
Pero el terroir no es solo suelo. El clima extremo de Toro, con inviernos duros y veranos abrasadores, moldea la personalidad de estas uvas. Los días soleados aseguran una madurez plena, mientras que las noches frescas mantienen la acidez y el equilibrio. Es una danza entre la intensidad y la frescura, un pulso constante entre fuerza y elegancia.
Desde hace años, San Román ha apostado por la viticultura ecológica y, más recientemente, por la biodinámica. Esto significa menos intervención química y más confianza en los ciclos naturales. No es una moda; es una convicción de que el mejor vino nace de una viña sana, viva y en armonía con su entorno.
Filosofía
San Román no busca modas ni tendencias pasajeras. Aquí, cada vino cuenta una historia, la de su tierra y su añada. El respeto por la identidad varietal y el terroir es innegociable.
La vendimia es manual, un trabajo minucioso que asegura que solo las mejores uvas lleguen a la bodega. Luego, cada parcela se vinifica por separado, permitiendo que cada vino conserve su carácter único. No hay recetas fijas, no hay atajos. Es el viñedo el que marca el ritmo, no al revés.
La crianza es otro aspecto clave. San Román ha evolucionado en este aspecto, alejándose de la madera dominante y buscando una mayor integración del roble en los vinos. Se utilizan barricas de 225 y 500 litros, además de fudres, lo que permite que la fruta se exprese sin ser opacada por el roble. El objetivo no es imponer, sino acompañar.
Esta manera de trabajar se refleja en sus vinos. "Prima", por ejemplo, es una introducción vibrante al estilo de la bodega: fresco, frutal, con un punto especiado que seduce desde el primer sorbo. "San Román", en cambio, es la expresión más pura de la tinta de Toro: potente, estructurado, pero con una elegancia y una finura que solo se logran con tiempo y paciencia.
Cada botella de San Román es un tributo a la tierra, una forma de contar, sin palabras, la pasión y el respeto con los que esta familia vive el vino. Al final, eso es lo que importa: que cuando descorches una de sus botellas, puedas sentir, aunque sea por un instante, el sol dorado de Toro, el susurro del viento entre las cepas y el amor por una tierra que nunca deja de sorprender.
Comprar Vino de San Román Bodegas y Viñedos
Imagínate un paisaje bañado por el sol, donde el viento acaricia los viñedos y el río Duero serpentea entre colinas doradas. Aquí, en el corazón de la Denominación de Origen Toro, se encuentra San Román Bodegas y Viñedos, una bodega que ha sabido capturar el alma de esta tierra en cada botella.
Viñedos
Hablar de los viñedos de San Román es hablar de paciencia, de respeto por la tierra y de una búsqueda constante de equilibrio. La bodega cuenta con 140 hectáreas de viñedo propio, con cepas que alcanzan una edad media de 45 años. Algunas de estas viñas, con sus troncos retorcidos y suelos pedregosos, han resistido el paso del tiempo, ofreciendo uvas con una concentración y profundidad inigualables.
El suelo aquí es un mosaico: arenas, gravas y arcillas conviven en un equilibrio natural que obliga a las raíces a profundizar en busca de agua y nutrientes. Esta diversidad se traduce en vinos con una paleta aromática rica y compleja.
Pero el terroir no es solo suelo. El clima extremo de Toro, con inviernos duros y veranos abrasadores, moldea la personalidad de estas uvas. Los días soleados aseguran una madurez plena, mientras que las noches frescas mantienen la acidez y el equilibrio. Es una danza entre la intensidad y la frescura, un pulso constante entre fuerza y elegancia.
Desde hace años, San Román ha apostado por la viticultura ecológica y, más recientemente, por la biodinámica. Esto significa menos intervención química y más confianza en los ciclos naturales. No es una moda; es una convicción de que el mejor vino nace de una viña sana, viva y en armonía con su entorno.
Filosofía
San Román no busca modas ni tendencias pasajeras. Aquí, cada vino cuenta una historia, la de su tierra y su añada. El respeto por la identidad varietal y el terroir es innegociable.
La vendimia es manual, un trabajo minucioso que asegura que solo las mejores uvas lleguen a la bodega. Luego, cada parcela se vinifica por separado, permitiendo que cada vino conserve su carácter único. No hay recetas fijas, no hay atajos. Es el viñedo el que marca el ritmo, no al revés.
La crianza es otro aspecto clave. San Román ha evolucionado en este aspecto, alejándose de la madera dominante y buscando una mayor integración del roble en los vinos. Se utilizan barricas de 225 y 500 litros, además de fudres, lo que permite que la fruta se exprese sin ser opacada por el roble. El objetivo no es imponer, sino acompañar.
Esta manera de trabajar se refleja en sus vinos. "Prima", por ejemplo, es una introducción vibrante al estilo de la bodega: fresco, frutal, con un punto especiado que seduce desde el primer sorbo. "San Román", en cambio, es la expresión más pura de la tinta de Toro: potente, estructurado, pero con una elegancia y una finura que solo se logran con tiempo y paciencia.
Cada botella de San Román es un tributo a la tierra, una forma de contar, sin palabras, la pasión y el respeto con los que esta familia vive el vino. Al final, eso es lo que importa: que cuando descorches una de sus botellas, puedas sentir, aunque sea por un instante, el sol dorado de Toro, el susurro del viento entre las cepas y el amor por una tierra que nunca deja de sorprender.